Uno de los más valiosos tesoros que ha obtenido Matt Kuchar a través de su carrera como golfista, viaja con él a dondequiera que vaya, envuelto en un calcetín, al fondo de su mochila. Es, nada más y nada menos, que su medalla de bronce olímpica, obtenida en Río de Janeiro hace cuatro años, gracias a un extraordinario 63 en la ronda final.
«En los puntos de revisión de aeropuertos siempre la saco —mencionó Matt—. Los guardias siempre ven la pieza de metal y la sacan del calcetín, la colocan en sus manos y puedes ver como saltan sus ojos… No le he encontrado un mejor lugar que mi backpack —remató Kuchar—».
Ese fue el grito que escuchó Patrick Reed desde las galerías, durante la muerte súbita del Sentry Tournament of Champions, poco después de fallar un putt que le habría dado el triunfo en el torneo exclusivo para los ganadores del calendario anterior. Tras reaccionar ante la falla, el polémico golfista volteó hacia dónde provino el grito que se escuchó en la transmisión, y masculló algunas palabras que ningún medio pudo captar.
A raíz de su intento de trampa en el Hero World Challenge, donde alteró la superficie arenosa para mejorar su lie, negando que lo hubiese hecho, ha estado siendo acosado con gritos del público.
Uno de los más grandes arquitectos de golf del siglo XX, Pete Dye, falleció el pasado jueves en la República Dominicana, a la edad de 94 años. Denominado el Picasso del golf, deja en su legado el diseño de algunos de los más importantes campos de golf de los Estados Unidos y del mundo, destacando el TPC Sawgrass, en Florida, sede del Players Championship y Teeth of the Dog, en Dominicana, sede en dos ocasiones del Latin America Amateur Championship.
Con respecto a su legado, Tiger Woods mencionó: «Sus campos construidos para torneos son difíciles, pero siempre hay una buena razón para todo».