Los Metodistas

Liderazgo Pastoral

Por Joel Comiskey

2014

Lo siguiente viene del libro Dos Mil Años de Grupos Pequeños.

John y Mary Smith participaron en una reunión de clase que transformó sus vidas. Eran pobres trabajadores de una fábrica, quienes como la mayoría habían escuchado de boca de las personas acerca de las reuniones de las clases. Recibieron el permiso para asistir dos veces antes de tomar la decisión de unirse al grupo. Les encantaba el libre fluir de las ideas, el compartir con transparencia y sobre todo, se sentían más cerca de Dios.

Esa noche en mayo de 1747, Ellos asistieron a la reunión de la clase en la casa de George, quien también era un líder. George abrió la reunión con una oración. John y Mary, eran una pareja recién casada y se sentían cómodos con la amplia mezcla de parejas solteras y casadas. Esa noche como siempre ellos cantaron apasionadamente los dos cantos, y posteriormente ellos ya sabían lo que George preguntaría: “¿Cómo prospera tu alma?”.

Ellos habían estado esperando oír las palabras de George durante toda la semana. Ellos les compartieron de manera honesta a las once personas reunidas en la casa de George. Mary dijo que ella disfrutaba del tiempo de oración y que estaba creciendo. John confesó que dos mañanas él había salido corriendo hacia la fabrica sin siquiera abrir su biblia. Él le pidió al grupo que orara por él. Ambos necesitaban oración para ser mejores testigos en la fábrica local de camisas, llamada Bristol. George fue hacia otros en el grupo, haciéndoles la misma pregunta. Él tenía esta manera de hacer la misma pregunta de diferente manera para asegurarse que cada persona respondiera honestamente y de manera transparente.

Algunos se apenaban y eran menos transparentes, pero otros compartían con confianza la obra santa de Dios en sus vidas. Todos sentían que eran parte de algo más grande que ellos mismos, de una misión para difundir la santidad por toda la tierra. John y Mary se sentían parte de un ejército que limpiaría Inglaterra, convertiría a las almas perdidas, y cambiaría la nación.

La Prioridad de los Grupos Pequeños

Wesley veía la predicación como el preámbulo de lo que sucedería en los grupos pequeños. El discipulado tuvo lugar en las reuniones de las clases dirigidas por laicos a través de la ministración mutua. Henderson escribe: “La reunión de la clase era la unidad de instrucción más influyente en el metodismo y, probablemente, la mayor contribución de Wesley a la tecnología de la experiencia de grupo”(nota 1). Aunque increíblemente sencilla, tuvo un impacto duradero, que los educadores y líderes religiosos por igual elogiaron. Una biografía de Adam Clarke (quien era un predicador metodista durante la vida de Wesley) relató la insistencia de Wesley sobre la prioridad de las reuniones de clase:

Por una larga experiencia conozco con propiedad los consejos del Sr. Wesley: “Establece reuniones de clase y forma sociedades donde quiera que prediques, y ten oyentes que sean atentos; para que donde hayamos predicado sin hacerlo, la palabra sea como la semilla por el lado del camino”. . . Sr. Whitefield. Cuando él se separó del señor Wesley, no siguió el consejo. ¿Cuál fue la consecuencia? El fruto del trabajo del señor Whitefield murió con él. Lo que Wesley dejó permanece y se multiplica(nota 2).

Las reuniones de la clase, fueron la estrategia de Wesley para hacer discípulos, en vez de oidores de sermones. Henry Ward Beecher dijo: “La cosa más grande que John Wesley le dio al mundo fue la reunión de la clase metodista”. Dwight L. Moody, el renovador (avivamiento) del siglo XIX, dijo: “Las reuniones de la clase son las mejores instituciones que el mundo jamás haya visto para capacitar a los convertidos” (nota 3).

El Sistema Entrelazado: Bandas, Clases, Socie dades

Wesley llamó a sus tres grupos entrelazados bandas, clases y sociedades. En términos modernos los grupos de Wesley son similares a los grupos de responsabilidad o para rendir cuentas (bandas), células (clases), y grupos grandes de adoración (sociedades).

Bandas

Las bandas se iniciaron en 1738, antes de las clases, y siguieron el patrón de Moravia de promover la renovación espiritual de cada miembro(nota 4). Las bandas se organizaban de acuerdo al sexo, la edad y el estado civil, y por lo general tenía unas seis personas(nota 5). Eran grupos homogéneos que se reunían para la comunión más íntima, con el objetivo de la transformación(nota 6). A diferencia de las clases, la asistencia no era necesaria y sólo alrededor del veinte por ciento de los del movimiento metodista se unieron a una banda (nota 7).

En cada reunión de las bandas, los miembros se preguntaban entre sí acerca de los pecados que habían cometido desde la última reunión, las tentaciones con las que habían tenido que lidiar, y la forma en que habían sido liberados de esas tentaciones. Las preguntas que se preguntaban eran como las siguientes:

  1. ¿Qué pecados conocidos has cometido desde la última reunión?
  2. ¿Con qué tentaciones te has encontrado?
  3. ¿Cómo fuiste liberado?
  4. ¿Qué has pensado, dicho o hecho que pudiera o no ser pecado?

Debido a que la asistencia no era requerida, las bandas no pudieron multiplicarse como las clases (nota 8). Doyle resume el propósito de las bandas:

. . . estos eran grupos pequeños de alrededor de seis miembros, hombres y mujeres en grupos separados, que se reunían semanalmente para la confesión de sus pecados y para recibir cuidado pastoral. Sólo las personas que estaban seguras de su salvación podían unirse y sólo los que deseaban una más, más profunda, e íntima comunión(nota 9).

La reunión de la clase era el punto focal entre los metodistas, aunque las bandas tenían su lugar y eran importantes. A pesar de que las clases se convirtieron en la unidad básica de la organización metodista, las bandas no fueron desatendidas.

Clases

Después de desarrollar las bandas y las sociedades, Wesley seguía frustrado por la falta de una estrecha supervisión pastoral, especialmente para aquellos que se habían convertido recientemente. Las clases surgieron como una forma de asegurarse de que cada miembro tuviera que rendir cuentas. En realidad, las clases iniciales se desarrollaron por una razón diferente: para recaudar dinero.

En 1742, un grupo de metodistas estaban tratando de encontrar la manera de pagar una deuda de un edificio en Bristol, Inglaterra. Capitán Foy sugirió que la sociedad Bristol se dividiera en grupos de doce personas. Una persona de cada grupo sería designada el líder y sería responsable de visitar a todos en el grupo, todas las semanas, con el fin de recoger un centavo de cada uno de ellos. Por este medio, Foy creyó que la deuda del edificio podría ser pagada. Alguien expresó la preocupación de que esto evitaría que los metodistas más pobres pudieran ser involucrados. El Capitán Foy respondió, convirtiéndose en voluntario para tomar a los once miembros más pobres de la sociedad Bristol en su grupo. Él los visitaba cada semana y les preguntaba si podían contribuir. Si no estaban en condiciones de hacerlo, él personalmente pagaba sus centavos por ellos. Luego, desafiaba a los demás asistentes a la reunión a hacer lo mismo.

En cuanto este plan se puso en práctica, se hizo evidente que muchos metodistas no mantenían las “Reglas Generales”, las cuales se esperaba que cada metodista mantuviera. Las Reglas Generales eran: no hacer daño, hacer el bien, y atender a las ordenanzas de Dios(nota 10). Wesley se dio cuenta que los líderes de la clase podrían ayudar a los metodistas a practicar las reglas generales y a recoger la ofrenda semanal (nota 11). Él también entendió que las clases ayudarían a cada persona a crecer espiritualmente y a cuidarse mutuamente.

Las clases se convirtieron en una parte vital del movimiento metodista y desde 1742 en adelante, ya no era posible ser un miembro de la sociedad más grande a no ser que la persona fuera parte de una clase.Wesley resumió su actitud acerca de las clases, diciendo: “Aquellos que no se puedan reunir en una clase no puede quedarse con nosotros” (nota 13). Para decirlo de otra manera, en el metodismo no se te permitía unirte al grupo grande (la sociedad), antes de unirte al grupo pequeño (la clase) (nota 14).

Las reuniones de la clase eran grupos mixtos y heterogéneos en términos del sexo, edad, posición social, y la preparación espiritual. Wesley visualizó la reunión de la clase como el punto de entrada para la mayoría de los iniciados en el metodismo, y él quería que los grupos de ingreso fueran un lugar de cálida confraternización de los compañeros luchadores, que representan una sección del metodismo(nota 15). El tamaño de la mayoría de las clases era de cinco a veinte. Un miembro de la clase de ese tiempo, escribió, “Una reunión de la clase, en la actualidad, se compone de un número indefinido de personas, generalmente de doce hasta veinte; aunque a veces aún menos de doce”(nota 16).

Sociedades

Las sociedades se convirtieron en la suma total de las clases y los grupos. Para asistir a la reunión de la sociedad, una persona tenía que tener un boleto que mostrara que él o ella era un miembro fiel de una reunión de la clase. Estos boletos eran los permisos de entrada a las reuniones de la sociedad. Eran renovables trimestralmente y la falta de asistencia a las reuniones de la clase, excluía a la persona de entrar a las reuniones de la sociedad del próximo trimestre. El objetivo era que la persona que fallaba en la asistencia se arrepintiera y se volviera más plenamente a Cristo(nota 17).

Las sociedades no se reunían semanalmente, como las reuniones de la clase. Más bien, se reunían cada trimestre, y el enfoque principal era enseñar la Palabra de Dios y adorar juntos. Las personas que seguían comprometidos con Jesús y asistían a la clase cada semana eran admitidas automáticamente como parte de la sociedad después de tres meses (nota 18). Hunter hace una comparación importante:

Una sociedad metodista se componía de la suma total de clases que se le atribuían. Como la membresía de una persona en el cristianismo primitivo se centraba principalmente en una iglesia en la casa y en segundo lugar en toda la iglesia dentro de la ciudad, igualmente en el metodismo la membresía principal se centraba en la clase y en segundo lugar en la sociedad(nota 19).

Las reuniones de la sociedad se programaban cuidadosamente para no entrar en conflicto con cualquiera de los servicios de la Iglesia de Inglaterra(nota 20). Wesley quería que su movimiento fuera sumiso a la Iglesia Anglicana y transmitiera el mensaje, “somos fieles anglicanos y no en competencia o en contra de la Iglesia de Inglaterra”(nota 21). A lo largo de su vida, Wesley se mantuvo dentro de la Iglesia anglicana establecida de Inglaterra, e insistió en que su movimiento se mantuviera dentro del anglicanismo.

Wesley no tuvo que lidiar con los principales problemas políticos de la iglesia, ya que estos ya estaban establecidos en la Iglesia de Inglaterra. Él estaba más preocupado por la transformación de los miembros que formaban parte de la Iglesia Anglicana, y por alcanzar a aquellos que no tenían una relación con Jesús. Algunos han comparado el movimiento de Wesley con una orden religiosa, o con un movimiento dentro de un movimiento.

De Regreso al Cristianismo Primitivo

Wesley deseaba basar todo lo que hacía en la Biblia. A pesar que las clases comenzaron como una forma de recaudar dinero, Wesley no quería continuar con ellas a menos que pudiera ver su base en las Escrituras. Él escribió: “No podía dejar de observar, esto se trata de la misma cosa que era desde el principio del cristianismo. . . Los primeros predicadores se reunieron con estos catecúmenos, como se les llamaba, aparte de la gran congregación, para instruirlos, reprenderlos, exhortarlos y orar con ellos, según sus diversas necesidades”(nota 22).

Wesley era un estudiante de la iglesia primitiva y creía que la Iglesia de Inglaterra era una iglesia caída que necesitaba avivamiento. Él quería ayudarla a volver al ideal primitivo (nota 23). Sentía que la transformación a largo plazo requería de una estructura organizativa eficaz, y trabajó arduamente para construir una amplia red de grupos pequeños. Hunter señala:

Wesley también observó que ciertos comportamientos normativos fueron característicos de la vida en la iglesia primitiva. Se reunían “a fin de estimularse en el amor y en las buenas obras. . . animándose los unos a los otros” (Heb. 10: 24-25). Parecía que se habían enseñado, amonestado, exhortado, y orado los unos por los otros. Se regocijaban con los que se regocijaban, y lloraban con los que lloraban (Rom 12:15). Sus comportamientos hacia los demás iban de contarse los pecados del uno al otro (Mateo 18: 15-18.) hasta edificarse los unos a los otros (1 Tesalonicenses 5:11.) Y Wesley creía que las primeras iglesias siguieron el pasaje de Santiago (5:16): “confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados”. Con pesar, Wesley no vio tal comportamiento en su Iglesia Anglicana. Una de las causas de esto, a su juicio, era la falta de grupos pequeños, una deficiencia que no estaba presente en las iglesias en las casas de la iglesia primitiva(nota 24).

Wesley se dio cuenta que a medida que acercaba a la gente a las clases para que se desafiaran y animaran los unos a los otros, el contagio y el poder de la iglesia apostólica se movería una vez más en la historia humana(nota 25). Él escribió:

Nunca omitas reunirte con tu Clase o Banda; Nunca te ausentes de ninguna reunión pública. Estas son los mismos tendones de nuestra sociedad; y lo que debilite, o tienda a debilitar nuestro interés por éstas, o nuestra fidelidad para asistir a ellas, golpeará la raíz misma de nuestra comunidad (nota 26).

El debilitamiento de la estructura de la clase, de acuerdo con Wesley, golpearía la raíz del metodismo. Al igual que la iglesia primitiva, los grupos metodistas se reunieron principalmente en los hogares, pero también se reunían en tiendas, aulas, áticos, e incluso en depósitos de carbón—donde quiera hubiera espacio para que diez o doce personas se reunieran. Algunos seguidores piadosos caminaban largas distancias, soportaban aflicciones, y situaciones incómodas con el fin de asistir a su clase (nota 27).

Haciendo Discipulos

La reunión de la clase nunca fue un fin en sí misma; más bien era un medio para hacer discípulos. Algunos se preguntan por qué no se escribió más literatura acerca de las reuniones metodistas de las clases durante el tiempo de Wesley. David Lowe Watson cree que aquellos en los días de Wesley estaban más preocupados por la razón por la que se reunían, y por lo que planeaban lograr, que en los aspectos específicos de la propia reunión (nota 28). Se reunían para convertirse en seguidores más fuertes de Jesús, para crecer en santidad, y en última instancia para transformar Inglaterra. Las personas, se suponía, que debían trabajar en su salvación gradualmente a lo largo del tiempo y desarrollar madurez. Las conversiones eran sólo el primer paso en un proceso gradual de llegar a ser como Jesús. Henderson escribe:

Uno de los elementos clave de la reunión de la clase era la disposición para confrontar el pecado y ser sincero acerca del pasado oscuro de cada miembro. No debían ocultar nada. Una de las características notables del formato de la reunión de la clase fue el realismo sobre la naturaleza humana que se construyó en su diseño (nota 29).

Reunirse semanalmente les ayudó a sostener el proceso de discipulado y mantener la rendición de cuentas. David Watson dice: “El genio detrás de la organización de Wesley de las sociedades metodistas yacía en su reconocimiento que el discipulado cristiano era ante todo una respuesta a la gracia de Dios”(nota 30). Las clases no eran tan intensas como las bandas; ni fueron diseñadas para las sesiones de consejería intensiva o para estudios bíblicos profundos. La dinámica de la comunión cristiana se desarrolló rápidamente, en cuanto los miembros comenzaron a “llevar las cargas de los otros”, y a “preocuparse por los demás”. Wesley escribe:

Muchos ahora han experimentado felizmente esa comunión cristiana de la que no tanto tenían una idea antes. Ellos comenzaron a “llevar las cargas de los otros”, y “naturalmente” a “cuidarse el uno al otro”. Como se conocían a diario, cada vez más, se tenían un mayor afecto los unos por los otros. Y, al “hablar la verdad en amor, crecieron en Él, en todas las cosas, que es la cabeza, el Cristo; de quien todo el cuerpo, bien unido, y compactado por aquel que suministra todas las articulaciones, de acuerdo con la operación eficaz en la medida de cada parte, aumentó su propia edificación en amor”(nota 31).

El único requisito para unirse a una reunión de la clase era el deseo de huir de la ira venidera. Una persona necesitaba estar dispuesta a crecer en santidad y a tomar las medidas necesarias para separarse del pecado y para separarse para Dios. Hunter escribe: “Con el tiempo, dos años en promedio, la mayoría de los miembros experimentaron la justificación y el nuevo nacimiento; y desde ese punto en adelante ‘esperaban’ experimentar ‘santificación’, es decir, ‘habiendo sido perfeccionados en el amor “en esta vida”(nota 32).

Los primeros metodistas audazmente reducían el número de personas si notaban cualquier pecado. Ellos querían una sociedad pura, libre de la contaminación del pecado. De hecho, a los invitados sólo se les permitía visitar una clase a modo de prueba. El visitante necesitaba entender las reglas de la sociedad y hacer un compromiso con esas reglas. Hubo muchos casos en que rechazaron los boletos de entrada cada trimestre a los que no lograron cumplir con ellas(nota 33). Y la renovación trimestral de los boletos de la clase se convirtió no sólo en un examen disciplinario, sino también una ocasión en que todos los miembros, inclusive el líder, eran interrogados acerca de su crecimiento espiritual(nota 34). La reunión de la clase funcionó para determinar si un metodista estaba caminando en la gracia de Dios, y a través de las reuniones de la clase Wesley podaba la vid Metodista(nota 35).

Más que nada, la reunión de la clase era la manera principal de mantener a los recién convertidos a salvo de volver a caer en su antigua forma de vida. Wesley escribió:

Estoy cada vez más convencido que el mismo diablo no desea nada más que esto, que la gente de cualquier lugar esté medio despierta, y luego abandonados a sí mismos para dormirse de nuevo. Por lo tanto puedo determinar, por la gracia de Dios, que no asestaré un golpe en un lugar donde no pueda seguir golpeando(nota 36).

A diferencia de la sociedad más general, el propósito de la clase metodista fue principalmente el de disciplina, de discernir, como Wesley dijo, “si [estaban] de hecho trabajando en su propia salvación (nota 37). Wesley estaba convencido que la gente rara vez progresaba en santidad por sí misma. Wesley criticó explícitamente la falta de asistencia de George Whitefield a la reunión de la clase en Pembrokeshire en su diario publicado en 1763:

Yo estaba más convencido que nunca que predicar como un apóstol, sin juntar a los que están despiertos y entrenarlos en los caminos de Dios, es sólo engendrar hijos para el asesino. ¡¿Cuánta predicación ha habido durante estos veinte años en todo Pembrokeshire?! Pero no hay sociedades regulares, sin disciplina, sin orden ni conexión. Y la consecuencia es que nueve de cada diez de los que una vez estuvieron despiertos ahora se duermen más rápido que nunca(nota 38).

Sin la estructura del grupo pequeño, Wesley sintió que la predicación trajo poco fruto duradero. De hecho, tanto George Whitefield como John Wesley predicaron continuamente al aire libre. Muchos se salvaron con Whitefield y Wesley. Ambos tenían historias similares y eran excelentes en la predicación al aire libre. Ambos fueron testigos de miles de conversiones a través de sus ministerios. Benjamín Franklin una vez calculó que Whitefield podía predicar fácilmente a una multitud de treinta mil personas —sin un micrófono. Whitefield probablemente incluso registró más conversiones que Wesley, debido a las enormes multitudes que atraía.

Aunque, también hubo algunas diferencias importantes entre los dos. Al final de su vida, George Whitefield dijo esto: “Mi hermano Wesley actuó sabiamente—las almas que fueron despertadas bajo su ministerio las unió en clases, y por lo tanto preservó los frutos de su trabajo. De esto me descuidé, y mi pueblo es una cuerda de arena” (nota 39). Wesley organizó el movimiento y lo puso bajo una administración sistemática; Whitefield esperaba que los que habían sido “despertados” siguieran por su propia iniciativa; Wesley dejó nada al azar.

Reportándole a tu Alma

La reunión de la clase no era un evento altamente organizado. Normalmente duraba una hora, y el objetivo principal era “reportarle a tu alma” (nota 40). La clase comenzaba con una alabanza de apertura, o dos. A continuación, el líder compartía una experiencia personal o religiosa. Luego, él hacía preguntas sobre la vida espiritual de los del grupo. Cada miembro daba un testimonio acerca de su condición espiritual. Después que los participantes respondía a la pregunta, el líder se volvía a otra persona en el grupo y le hacía la misma pregunta.

El líder de la clase u otra persona, responderían a la respuesta dada ofreciendo aliento, y en ocasiones dando consejos. Luego otros miembros compartirían sobre sus vidas espirituales. El patrón básico de la reunión era tan sencillo. Las personas estaban esencialmente dando testimonio de su experiencia con Dios durante la semana pasada. Y Dios usó este formato para transformar vidas y para mantener a cada persona responsable de vivir una vida santa. ¡Las personas a menudo experimentaban la conversión simplemente a través de la participación en una reunión de la clase! (nota 41). Antes de cerrar con oración, había una ofrenda para apoyar el ministerio. Mallison escribe: “Se esperaba que cada miembro tuviera un sentimiento de pertenencia, que hablara libremente y con claridad sobre todos los temas, desde sus propias tentaciones hasta los planes para el establecimiento de una nueva reunión en una cabaña, o visitar a los afligidos” (nota 42) .

Puede ser difícil de entender cómo se vería la reunión de la clase hoy en día, o por qué tenía un impacto tan poderoso en aquel entonces. Hunter lo explica:

Pero debido a que la experiencia del metodismo del siglo XVIII se llevó a cabo en un tiempo y cultura diferente a la nuestra, el significado más profundo o la misión de las reuniones de las clases no es tan obvia hoy en día, y al menos varios estudiosos han tratado de identificar la misma. En la ilustración del pionero Gloster Udy (1962), él llegó a la conclusión que la misión principal de las reuniones de clase era proporcionar a las personas el tipo de experiencia familiar que la agitación y la fragmentación de la revolución industrial les habían robado. Las experiencias de la clase inculcaban valores interpersonales y facilitaron el crecimiento y desarrollo de las personas (nota 43).

Wesley a menudo utilizaba “unos-a-otros”, para indicar que se llevaba la carga del otro, para describir la esencia de las reuniones de la clase. Eran una familia lejos de la familia, al igual que las iglesias en las casas primitivas. Lo que ocurría en las primeras reuniones de las clases metodistas se asemeja a lo que el escritor de Hebreos dice:

Cuídense, hermanos, de que ninguno de ustedes tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que los haga apartarse del Dios vivo. Más bien, mientras dure ese hoy, anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado (3: 12-13).

Una forma en que los miembros ministraban a Dios y se ministraban los unos a los otros era a través del canto de himnos. Uno de los miembros de una clase, en los tiempos de Wesley, habló acerca de cómo cantar era una parte importante de la reunión de la clase. Él escribe:

Ya que el canto forma una parte considerable del servicio en una reunión de clase, debo darles uno o dos ejemplares de sus himnos. . . Son derramados de la manera más suave, relajante, y languideciente, sin el menor esfuerzo como sólo con la música se puede hacer; y ya sabes que la música tiene encantos para calmar a una bestia salvaje(nota 44).

Evangelismo y Multiplicación

Tal como se mencionó anteriormente, Wesley no estaba convencido de que una persona hubiera tomado una decisión por Cristo hasta que esta estuviera involucrada en un grupo pequeño. De hecho, a menudo era en el grupo pequeño que las personas nacían de nuevo. Young escribe: “Las clases sirvieron como una herramienta evangelística y como un agente de discipulado”. Incluso si las personas aceptaban a Jesús durante la predicación al aire libre, confirmaban el significado de lo que habían hecho en las reuniones de clase. Las clases nutrían a la persona y le ayudaban a que su conversión fuera más real. Brown dice:

Los grupos también tenían una clara función evangelística al convertirse las personas en las reuniones, y al facilitárseles a los miembros no practicantes renovar su compromiso con Cristo. Wesley sabía que los comienzos de la fe en la vida de una persona podrían ser incubados de fe salvadora de manera más eficaz en un cálido ambiente cristiano que en el frío del mundo (nota 46).

Hunter habla sobre Wesley acerca de ser “conducido a multiplicar ‘clases’ pues estas servían más como grupos de reclutamiento, como puertos de entrada para nuevas personas, y para involucrar a las personas que habían despertado con el evangelio y el poder”. Sabía que necesitaba muchas más clases para alcanzar a un mundo perdido para Jesús. Hubo un constante sentido de la urgencia y visión para alcanzar a personas que no tenían a Jesús.

Cuando una clase se hacía demasiado grande, se multiplicaba para permitir más espacio a otros. Sin embargo, una de las formas más comunes de iniciar nuevos grupos fue a través de la plantación de células. Se desarrollaban a los líderes y después uno o dos empezaban los nuevos grupos y comenzaban a invitar a las almas recién despertadas.T. A. Hegre escribe:

Creo que el éxito de Wesley se debió a su hábito de establecer grupos pequeños. Sus convertidos se reunirán regularmente en grupos de alrededor de una docena de personas. Si el grupo se hacía demasiado grande, se dividía, y podía continuar dividiéndose una y otra vez (nota 49).

Wesley no comenzaba una clase, si no podía manejarla eficazmente, y no predicaba donde no podía enrolar a personas en clases (nota 50). Hunter advierte: “Él [Wesley] no veía ninguna virtud en iniciar un nuevo ministerio o grupo de vida que muriera poco después del nacimiento, o al que se le atrofiara el crecimiento”(nota 51). Wesley entendió que el discipulado era más importante que simplemente conseguir que un montón de personas se convirtieran. Gran parte de la estrategia de Wesley podría resumirse en cuatro máximas:

  • Predicar y visitar en la mayor parte de lugares que se pueda.
  • Ir más donde se es más requerido.
  • Iniciar tantas clases como sea posible administrar eficientemente.
  • No prediques donde no puedas enrolar en clases a las personas que han tenido un despertar(nota 52).

Liderazgo de las Clases

Las bandas eran más informales y no necesitaban un líder establecido. Esto no era cierto en las clases. Los líderes de las clases eran los pastores espirituales que cuidaban a los del grupo. El líder mantenía un registro de asistencia y visitaba a las personas que no asistían a la reunión semanal. De hecho, una de las razones clave para el éxito de las clases era el sistema de liderazgo. Wesley estableció ciertos principios para el liderazgo:

  1. Los líderes fueron nombrados (a diferencia de las bandas, en las que los líderes fueron elegidos)(nota 53).
  2. A las mujeres se les permitía ser líderes laicas (con el tiempo se convirtieron en mayoría)(nota 54).
  3. La selección de liderazgo se basaba en el carácter moral y espiritual, así como en el sentido común (nota 55).
  4. Liderazgo era “plural”, es decir, había más de un líder, por lo que el liderazgo era compartido(nota 56). Snyder escribe: “Este fue el sistema normal, basado en parte en la convicción de Wesley de que la supervisión espiritual tenía que ser íntima y personal y que el liderazgo plural era la norma en una congregación”(nota 57).
  5. Los líderes de la clase eran vistos como pastores.

Los líderes de las clases fueron llamados por diferentes nombres, como sub-pastores, oficiales no comisionados, e incluso policía espiritual. Lo que Wesley buscaba en un líder era la disciplina, la espiritualidad y el compromiso de ayudar a otros a ser discípulos de Jesús(nota 58). El líder de la clase necesitaba mantener su vida espiritual vibrante, como podemos ver por la descripción de Francis Asbury, de un líder espiritual de la clase en el libro 1798 Doctrines and Discipline (1798 Doctrinas y Disciplina):

Hemos observado casi constantemente, que cuando un líder es aburrido o descuidado o inactivo— cuando no tiene ni habilidades o celo suficientes para reprobar con coraje, aunque con gentileza, e impulsar una salvación presente en los corazones de los sinceros, la clase es, en general, lánguida; pero, por el contrario, cuando el líder es mucho más vivaz para con Dios y fiel en su gestión, la clase es también, en general, muy animada y espiritual(nota 59).

Los líderes de la clase tenían dos responsabilidades principales:

  • Ver a cada persona en su clase una vez a la semana con el fin de investigar cómo prosperaban sus almas; aconsejar, reprender, consolar, o exhortar, según la ocasión lo ameritaba; para recibir lo que ellos están dispuestos a dar para el alivio de los pobres. En las reglas metodistas, dice: “Si es posible, el líder debe ver a cada uno de sus miembros una vez por semana, y si, debido a la aflicción o descuido, cualquier miembro se ausenta de su clase, ese miembro debe ser visitado sin demora” (nota 60).
  • Reunirse con el ministro y los supervisores de los grupos pequeños (llamados administradores de la sociedad) una vez a la semana; para informar al ministro de alguno que esté enfermo, o de cualquiera que andaba desordenadamente, y de esta manera no sería reprendido; para pagar a los administradores lo que han recibido en sus varias clases en la semana anterior; y para mostrar lo que cada persona ha aportado (nota 61).

Hacer que la gente asistiera a la reunión de la clase se hizo cada vez más y más difícil a medida que pasaba el tiempo. Lo siguiente fue tomado de The Wesley Banner and Revival (El estandarte de Wesley y el Avivamiento, escrito en 1849) en un momento en que el metodismo se había vuelto más institucionalizado.

Él [el líder] debería instar a sus miembros a asistir semanalmente a sus clases, insistiendo, a pesar de las excusas que algunos hacen por su asistencia irregular, que, en general, donde hay voluntad, hay una manera (nota 62).

Para convertirse en un líder de la clase, no era necesario el entrenamiento formal. El entrenamiento era su experiencia. Henderson escribe:

Los primeros metodistas creyeron que el liderazgo era una cualidad que se producía de forma natural entre los grupos de personas y no se podía producir como tal, sólo ser reconocido. Aunque se discutía con frecuencia sobre las escuelas de formación de ministros, nunca hubo ningún seminario o instituto bíblico para los líderes Metodistas por más de cien años. De hecho, no hubo un programa formal de capacitación durante el siglo XVIII para ellos. Ningún curso académico “calificaba” a los predicadores para su trabajo como metodistas. Más bien, la gente local que mostraba capacidad de liderazgo eran promovidas a través de una sucesión de cargos menores hasta que la capacidad era reconocida en los niveles superiores por medio de la consagración a la itinerancia (nota 63).

Finalmente, los líderes comenzaron a reunirse semanalmente con sus supervisores o “administradores”, para recibir ánimos e instrucción.

Supervisión

Wesley fue el principal visionario y promotor de las reuniones de las clases metodistas. Sin embargo, Wesley tuvo que seguir poniéndose a un lado y delegar a otros a niveles cada vez más altos de liderazgo. Latourette dice:

Durante un tiempo, el propio Wesley visitó cada una de las sociedades para supervisarlas y para hacer cumplir la disciplina. A medida que aumentaron, esto se convirtió en imposible de continuar haciendo y reunía a sus predicadores en conferencias anuales. . . A medida que las sociedades y los predicadores crecieron en número, él estableció “circuitos” con predicadores viajeros, y tan pronto como colocó un asistente para sí, este fue puesto como superintendente a cargo de cada circuito. Él mismo se mantuvo en control autocrático de todo(nota 64).

Wesley hizo todo lo posible por servir de cerca y mantenerse en contacto con el próspero ministerio, pero al final se dio cuenta que no podía estar presente en todas partes. Él retrocedió y permitió que otros se hicieran cargo. La supervisión administrativa primaria se llevó a cabo en las reuniones semanales de supervisión (liderazgo de sociedad). Estos supervisores fueron designados por Wesley y recibirían los informes de los líderes y ofrecían consejo y aliento. Henderson escribe:

Cada metodista se encontraba bajo la supervisión directa e inmediata de otra persona. Había un énfasis constante en “llevar las cargas de los demás”, por lo que ni siquiera la más leve aflicción pasaba desapercibida. . .Los procesos metodistas del grupo estaban bajo un sistema simple, pero exhaustivo de vigilancia constante. Del mismo modo que un científico puede supervisar un sistema complicado y vasto viendo un panel o medidores, diales, y marcadores, así el predicador metodista local podía controlar a la sociedad mediante el examen de los libros de la clase y los registros que se presentaban con regularidad (nota 65).

La supervisión de los que habrían de pastorear el rebaño fue una razón fundamental por la que los metodistas fueron capaces de seguir creciendo. Cuidaban de los líderes en todos los aspectos. Las clases formaban una sociedad; las sociedades fueron organizadas por distritos; y los distritos fueron distribuidos en provincias o naciones, con Wesley, el principal líder y visionario.

Reuniones de las Clases en Norte América

A medida que el metodismo se fue trasplantando de los ingleses a suelo estadounidense en la segunda mitad del siglo XVIII, las reuniones en las clases se fueron arraigando firmemente en el contexto americano. De hecho, cuando el metodismo se convirtió en una denominación formal en los Estados Unidos en 1784, la reunión de la clase fue registrada como un requisito para ser miembro. Los primeros metodistas en Norteamérica eliminaban a los que no asistían regularmente a una reunión de clase. También utilizaron el sistema de los boletos como un método de comprobación de entrada para la reunión más grande. Sin embargo, esos boletos se convirtieron gradualmente, cada vez más, en un símbolo de la identidad metodista y no eran un medio de entrada en el servicio de adoración.Peter Cartwright era un predicador metodista del siglo XIX y político en Illinois, que compitió contra Abraham Lincoln por un escaño en el Congreso de Estados Unidos en 1846, y perdió. Él escribió acerca de la clase:

Las reuniones de las clases han sido propiedad y bendecidas de Dios en la Iglesia Metodista Episcopal, y a partir de la experiencia de más de cincuenta años, dudo que cualquiera de los medios de gracia haya resultado tan exitoso en la construcción de la Iglesia Metodista como este bendito privilegio…Que el tiempo nunca venga cuando las reuniones de clase sean puestas a un lado en la Iglesia Metodista Episcopal, o cuando estas reuniones de la clase dejen de ser una prueba de la afiliación entre nosotros. Ruego y suplico por líderes de clases que sean puntuales en asistir a sus clases, y si alguno de sus miembros se mantiene alejado por cualquier causa, que los cazen, que averigüen la causa de su ausencia, que oren con ellos y que les insten al importantísimo deber de asistir regularmente a la reunión de la clase. Mucho, mucho, depende de los líderes de clases fieles y religiosos; y ¿cómo se presentará el líder de la clase infiel en el juicio aquel gran día, cuando por su negligencia muchos de sus miembros se hubieran desviado, y finalmente se pierdan?(nota 67)

Las reuniones de la clase dieron a hombres y mujeres un sentido de propósito y dirección a medida que crecían juntos en la santidad cristiana.

Declive de las Reuniones de las Clases

Muchos metodistas hoy ni siquiera han oído hablar de una reunión de la clase, y la mayoría no están practicando las reuniones de clase semanales. La pregunta es ¿por qué?

De la Sociedad a la Iglesia

Wesley se resistió a la separación de la Iglesia de Inglaterra hasta el día de su muerte. Esto hizo que la transición de la sociedad a la iglesia fuera difícil después de su muerte. Wesley argüía que Dios les había levantado en el seno de la Iglesia de Inglaterra para ser una “orden testificante”. Debido a que se negó a identificar el metodismo como iglesia, no fue forzado a integrar la estructura de clases dentro de una iglesia local independiente. Watson escribe: “No sólo fue esta progresión de la sociedad a la iglesia contraria a las intenciones reformistas de Wesley: probó ser debilitante para la reunión de la clase”(nota 68). Debido a que Wesley no condujo el cambio de la sociedad a la iglesia, la estructura de las clases se hizo menos importante en la transición.

Membresía

Wesley así como otros se apresuraron a remover miembros descarriados con el fin de purificar la sociedad, pero esos mismos miembros podían seguir participando en la Iglesia Anglicana, de las cuales el Movimiento Metodista era parte. Cuando el metodismo dejó de ser una sociedad voluntaria, eliminar a alguien de la membresía por no asistir a una reunión de la clase se convirtió en un problema. Si una persona era expulsada de la membresía por no asistir a una reunión de la clase, significaba que el individuo era excomulgado de la iglesia local, aislados de la comunidad de los fieles, y no podía participar de los sacramentos.

Tal pena parecía excesivamente dura, especialmente para aquellos que venían regularmente a las otras reuniones de la iglesia. En 1889, el comité de la conferencia declaró que la clase era importante, pero fallar en unirse a una clase no era causa para que una persona perdiera la membresía. La clase se hizo opcional. Se convirtió en otra alternativa para el crecimiento, pero no en el fundamento para unirse a la iglesia. Watson escribe: “Ante la falta de una doctrina Metodista clara de la iglesia, la reunión de la clase se convirtió en un medio central de comunión o confraternidad en lugar del fundamento de la membresía de la iglesia, y las normas de Wesley de la santidad personal se hicieron más ampliamente sociales” (nota 69).

La Naturaleza de la Iglesia

Hemos visto que el metodismo operaba dentro de la Iglesia Anglicana, y la pasión de Wesley era reformar la Iglesia Anglicana a través de la propagación de la santidad bíblica. Wesley nunca se preocupó por la estructura de la iglesia y la política, porque todos en el movimiento metodista se consideraban anglicanos. Wesley vio la reunión de la clase como una de las disciplinas espirituales para llegar a ser como Jesús. Pero él nunca consideró la clase como la iglesia.

El involucramiento en una clase era un medio de gracia, pero como no había ninguna doctrina clara de la iglesia, la participación en una clase sólo era uno de los medios de gracia, entre otros. Henry Rack escribe: “[la reunión de la clase] siempre era susceptible de sufrir de otros medios de gracia populares y quizás menos “oficiales” (nota 70). Wesley se apresuró al admitir que sus reglas para las sociedades no eran más que las aplicaciones humanas de las normas divinas. Cuando los metodistas llegaron a considerarse a sí mismos como una iglesia oficial, no vieron la clase tan importante como la reunión de la iglesia más grande el domingo.

El Problema de las Prioridades

Las iglesias metodistas pronto comenzaron a construir y poseer sus propios edificios. La escuela dominical, los programas, el ministerio de educación y otras actividades comenzaron a llenar el calendario de la iglesia. Muchas iglesias todavía creían en las reuniones de las clases, pero cada vez se fue haciendo menos una prioridad insistir en que cada miembro asistiera a una reunión semanal de las clases fuera del edificio. Poco a poco, la necesidad de reunirse en grupos disminuyó debido a una nueva estructura, moderna y sistema de vida de la iglesia. Después de todo, los miembros de la iglesia venían a escuchar el sermón cada domingo, asistían a clases de escuela dominical, y tal vez a una reunión de oración entre semana. Tal vez algunos vieron la escuela dominical como su reunión de clase o sustituyeron su reunión de clase por el estudio bíblico o reunión de oración a la mitad de la semana en el edificio de la iglesia. El centro de la vida de la iglesia, en otras palabras, se enfocó en las actividades dentro del edificio. Una amplia gama de programas, reuniones y de eventos más grandes finalmente reemplazaron el lugar central de la reunión de la clase.

Charles Edward White notó que las reuniones de las clases tuvieron un declive en América debido a lo que él llamó el “pastor acomodado”. Se dio cuenta que cuando había predicadores de circuito, la reunión de la clase era el centro de la vida de la iglesia, porque el pastor o predicador del circuito sólo hacían visitas de vez en cuando y, en su ausencia, la clase funcionaba como la iglesia. Después de que pastores fueran designados a las iglesias, ya no parecía haber la misma necesidad de las reuniones de las clases. El sermón era suficiente(nota 71). Frederick Norwood observa:

El punto más importante de la clase coincide con el entusiasmo del predicador. Su declive data a partir de cuándo se acomoda. [Antes] se necesitaba al líder de la clase para desempeñar esas funciones pastorales, que son parte de un ministerio equilibrado. Pero cuando el predicador se acomodó… el líder de la clase…se convirtió en una rueda innecesaria(nota 72).

Cuando el pastor “acomodado” comenzó a ocuparse de todas las estructuras y programas, era a menudo abrumador priorizar también la reunión de la clase. Muchos comenzaron a ver la reunión de la clase como un programa más. Algunos simplemente dejaron de luchar con la tensión existente entre la reunión más grande y la pequeña célula. Watson escribe:

Confrontado por el discipulado radical de estos ecclesiola contemporáneos, hay muchos miembros de iglesias norteamericanas de largo recorrido que están muy conscientes de ser desafiados por un llamado a un mayor compromiso, pero con toda sinceridad no saben cómo responder a él sin rechazar la mayor parte de lo que han conocido hasta ahora como actividad eclesiástica. Convertirse en ecclesiola parece presentar una alienación inevitable de la ecclesia, por mucho que se buscaba y se mantenía una relación estructural. No es exagerado decir que para algunos, la tensión de este dilema es suficientemente intenso para que ellos renuncien a la lucha, y conformarse con la suavidad de la religiosidad popular (nota 73).

Muchos pastores sustituyeron las reuniones transformacionales de clase semanales con grupos pequeños ocasionales o grupos de tareas que eran más como programas de la iglesia que reuniones de clase Wesleyanas. Incluso la reunión de oración era un sustituto de la reunión de la clase, en lugar de ser un medio para mejorarla. Durante la década de 1830, hubo menos y menos referencias a las reuniones de clase y esta fue la época en que las iglesias comenzaron a enfatizar las reuniones de oración de la iglesia. Watson escribe:

Durante la década de 1830, el papel que [las reuniones de clase] habían jugado hasta entonces como una puerta para entrar a las sociedades fue asumida por la reunión de oración—, especialmente reunión de oración de después de la predicación en la barandilla del comulgatorio o en la sacristía. De hecho, la vitalidad espiritual en general se relacionaba más frecuentemente con las reuniones de oración que con las clases. Eran reuniones menos estructuradas y más espontáneas, y eran más fácilmente adaptables a las actividades institucionales de la capilla que a la espiritualidad interpersonal de las reuniones de clase(nota 74).

De laTransformación a la Información

Otra razón para el declive de las reuniones de las clases fue el cambio de énfasis de la transformación a los grupos de aprendizaje basados en el currículo. Kevin Watson escribió un libro (2013) llamado, La Reunión de Clase: Reclamando una experiencia olvidada (y esencial) de los grupos pequeños. Él escribe:

El declive de la reunión de la clase comenzó a mediados del siglo XIX. El rechazo a la reunión de la clase podría ser discutido en una variedad de maneras. Una explicación es que el surgimiento del movimiento de la escuela dominical empujó gradualmente la reunión de la clase a los márgenes del metodismo, causando finalmente que desapareciera por completo…el movimiento de la escuela dominical condujo a un acercamiento a los grupos pequeños donde un grupo de personas se reunían para aprender de uno que se consideraba experto, ya sea el líder del grupo pequeño o el autor de un libro que el grupo estuviera estudiando. En otras palabras, el movimiento de la escuela dominical desplazó la atención del enfoque en la experiencia cristiana y sobre cómo convertirse en un cristiano profundamente comprometido, algo que Asbury había apoyado con tanta fuerza.

Watson añade: “los metodistas se volvieron adictos al currículo o plan de estudios y poco a poco se tornaron hacia grupos pequeños impulsados por la información.”A principios del metodismo, el crecimiento personal en la santidad era lo más importante. En cuanto la información se convirtió en la nueva prioridad dominante, la escuela dominical se convirtió en un fenómeno creciente. Las personas querían aprender una nueva verdad, pero no sentían la misma necesidad de reunirse en los hogares para hablar sobre el estado de sus almas. En los primeros días, la reunión de la clase trataba más sobre la propia relación actual de las personas con Dios, y cómo vivían su vida cristiana. Sin embargo, a medida que los grupos impulsados por el currículo se volvían más importantes, aquellos en los grupos pequeños asumieron un rol de aprendices— aquellos que recibían la información, en vez de tener un papel de participante activo (nota 76).

Cuando una persona se siente incómoda al hablar de su relación con Dios, un estudio impulsado por un currículo puede ser menos intimidante. Una persona puede hablar del contenido, en lugar de realmente hablar de su relación con su creador. En muchas iglesias metodistas, las “clases” metodistas, literalmente, se convirtieron en “clases” de escuela dominical.

Desafortunadamente, a principios del siglo XX, la reunión de la clase estaba casi totalmente extinguida en América. Ocasionalmente los historiadores se referían a ella, pero era mucho más fácil encontrar un boleto de las primeras reuniones de la clase Metodista que a un grupo de metodistas que en realidad se estuvieran reuniendo, como una reunión de la clase. En lugar de hablar entre sí acerca de su experiencia con Dios y de su búsqueda de la santidad, los metodistas estaban hablando entre sí acerca de ideas abstractas que eran cada vez más difíciles de conectar con los detalles íntimos y cotidianos de sus vidas. La reunión de la clase se convirtió en una reliquia arqueológica en lugar del vehículo para el discipulado cristiano(nota 77).

Notas

  1. Henderson, p. 93.
  2. J. W. Etheridge, The Life of the Rev. Adam Clarke (La Vida del Reverendo Adam Clarke) (Nueva York: Carlton y Porter, 1859), 189, citado en el libro de Kevin Watson (2013-11-01), The Class Meeting: Reclaiming a Forgotten (and Essential) Small Group Experience (La Reunión de Clase: Reclamando una Experiencia Olvidada y Esecial del Grupo Pequeño) (Kindle Location 1816). Editorial Asbury Seedbed. Edición Kindle.
  3. Citado en Henderson, p. 93.
  4. Latourette, p. 1026.
  5. Brown, p. 38.
  6. Estas no eran reuniones de discipulado uno-por-uno, una práctica que más tarde llegó a ser muy popular en Estados Unidos. Más bien las bandas daban prioridad a la interacción del grupo pequeño con el propósito de la transformación. La interacción uno-por-uno existía entre los miembros y líderes de la clase con su supervisor, pero la banda era una experiencia de grupo.
  7. Young, p. 112.
  8. Bunton, p. 64.
  9. Young, p. 112.
  10. (Las “ordenanzas de Dios” referidas a las prácticas cristianas o disciplinas espirituales, ejemplo: adoración pública, oración privada, lectura de la biblia, y así sucesivamente)
  11. Kevin Watson, Kindle Locations 377-390.
  12. Bunton, p. 63.
  13. Wesley, Wesley’s Works, Vol. 2 (Londres, Wesleyan-Methodist Book/Libro Metodista Wesleyano- Habitación/), p. 482.
  14. Young, p. 113.
  15. Henderson, p. 98.
  16. David Lowes Watson, p. 95.
  17. Bunton, pp. 63-64.
  18. Hunter III, p. 85.
  19. Ibid., p. 85.
  20. Henderson, p. 85.
  21. Ibid., p. 85.
  22. Citado en el libro de Stanley Aysling, John Wesley (Nueva York: Editoriales Collins, 1979), p. 132.
  23. Hunter III, pp. 124-125.
  24. Ibid., p. 125.
  25. Ibid., p. 125.
  26. John Wesley, “Un Relato llano sobre la Perfección Cristiana ,” en Works, Jackson, 11: 433, citado en
  27. Kevin Watson, Kindle Locations 1828-1829.
  28. Henderson, p. 99.
  29. David Lowes Watson, p. xi.
  30. Henderson, p. 103.
  31. Henderson, p. 103.
  32. Citado en in Kevin Watson, Kindle Location 1823.
  33. Hunter III, p. 121.
  34. David Lowes Watson, p. 108.
  35. Ibid., p. 110.
  36. Kenneth J. Collins, John Wesley (Nashville, Imprenta Abingdon, 2003), p. 122.
  37. Wesley, March 13, 1743, “Recuentos y Diarios II” (1738-1743), Vol. 19 en Trabajos, 318.
  38. Collins, p. 122.
  39. Wesley, “Journal for August 25, 1763,” “Diario para el 25 de agosto,1763” en Trabajos, 21: 424, citado en Kevin Watson, Kindle Location 1856.
  40. Henderson, p. 30.
  41. Snyder, p. 55.
  42. Thomas R. Albin, “‘Inwardly Persuaded’: Religion of the Heart in Early British Methodism,”(“Persuadido por dentro: Religión del Corazón a Inicios del Metodismo Inglés”) “in Heart Religion”(“Religión en el Corazón”) in the Methodist Tradition and Related Movements(en la Tradición Metodista y en los Movimientos Relacionados), Richard B. Steele, ed. (Lanham, MD: Imprenta Scarecrow, 2001), 45, citado en Kevin Watson, Kindle Locations 1826-1827.
  43. John Mallison, Growing Christians in Small Groups (Cristianos Creciendo en los Grupos Pequeños) (Londres: Scripture Union, 1989), pp. 127-128.
  44. Hunter III, p. 121.
  45. David Lowes Watson, p. 97.
  46. Young, p. 113.
  47. Brown, p. 39.
  48. Hunter III, p. 56.
  49. William Walter Dean, en su disertación sobre el sistema de clases de Wesley escribe: “La división celular es mucho menos común de lo que se podría haber esperado. La formación de nuevas clases fue el método más frecuente usado para el crecimiento”. (Dean 1985:266).
  50. Hegre, p. 8.
  51. Hunter III, p. 56.
  52. David Lowes Watson, p. 119.
  53. Hunter III, p. 56.
  54. Pallil, p. 110.
  55. Brown, p. 39.
  56. Ibid.
  57. Young, p. 113.
  58. Snyder, p. 58.
  59. David Lowes Watson, p. 101.
  60. Frederick A. Norwood, ed., The Doctrines and Discipline of the Methodist Episcopal Church in America (Las Doctrinas y Disciplina de la Iglesia Episcopal Metodista en América).Con notas explicativas de Thomas Coke y Francis Asbury, Facsímil ed. (Evanston, IL : El Instituto para el Estudio del Metodismo y Movimientos Relacionados, Garrett-Seminario Teológico Evangelico, 1979), 147 (de ahora en adelante, 1798 Doctrinas y Disciplina), citado en Kevin Watson, Kindle Locations 1798-1801.
  61. David Lowes Watson, p. 103.
  62. David Lowes Watson, p. 98.
  63. Ibid., p. 103.
  64. Henderson, p. 149.
  65. Latourette, p. 1,027.
  66. Henderson, p. 144.
  67. Kevin Watson, Kindle Locations 459-463.
  68. Peter Cartwright, The Autobiography of Peter Cartwright (La Autobiografía de Peter Cartwright)(Nueva York: Carlton y Porter, 1857), 519-520. Accesado en http://vitalpiety.com/author/deeplycommitted/page/5/ el lunes 23 de diciembre de 2013.
  69. David Lowes Watson, p. 136.
  70. Ibid., p. 137.
  71. Henry Rack, “The Decline of the Class-Meeting and the Problems of Church-Membership in Nineteenth-Century Wesleyanism,” (El Declive de la Reunión de Clase y los Problemas de la Membresía en el Weylanismo del Siglo XIX) WHS Proc 39 (1973-1974), pp. 12-21.
  72. Charles Edward White, The Rise and Decline of the Class Meeting(El Surgimiento y el Declive de la Reunión de la Clase) (Spring Arbor, Michigan). Accesado en http://myweb.arbor.edu/cwhite/cm.pdf el lunes 5 de mayo de 2014.
  73. Frederick A. Norwood, The Story of American Methodism(La Historia del Metodismo Americano) (Nashville: Abingdon, 1974), p. 132.
  74. David Lowes Watson, p. 142.
  75. Ibid., p. 137.
  76. Kevin Watson, Kindle Locations 193-195.
  77. Ibid., Kindle Locations 227-241.
  78. Ibid., Kindle Locations 802-808).